CRÌTICA
LITERARIA
OBRA : DE TU SANGRE CAUTIVA
AUTORA
: INGRID ODGERS
EDITORIAL
: SEGISMUNDO
AÑO
:
2014 (Segunda Edición, Primera Edición de Editorial Segismundo)
Con
aquella mención de “LOS HERALDOS NEGROS” del poeta Peruano, César Vallejo,
y unas cuantas citas desde la primera hojeada, ya el libro de la escritora
Ingrid Odgers Toloza, Concepción, Chile, marca un rumbo de una narración
matizada de ideas claras y como si de un árbol se tratase, iré directamente al
tronco y su irregularidad rugosa, hasta que aparezcan con claridad y simpleza
las ramas, por las que he de transitar.
La
voz que sueña y aprovecha el eco o pueda ser el eco mismo de quien narra
ofreciendo su lenguaje y presencia de modo narradora en primera persona, quien
se descuelga por un costado o definitivamente camina silenciosamente
entrelíneas.
(Aquella
eterna falta de oportunidad para mostrar nuevos talentos, especialmente a
personas que residen en provincias).
Domiciliada
en el Sur, resulta lógico que se abandere casi en ofrenda, con el dolido
estandarte de los “ninguneados”.
Dolor,
desamparo, amistad, amor, realidad, ficción, resentimiento, aceptación, etc.
Donde la conformidad, no se conjuga en el vocabulario de Ingrid Odgers,
definitivamente sería una especie de pecado ofrecido a la
cautividad de la palabra.
Las
ideas entonces, pasan a ser como medidas métricas y parte de un proceso de auto
sanación o llamado de justicia, si así se le prefiere llamar.
-“El viento tira hacia el
Sur y rodea el Norte, va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de
nuevo”. “Los ríos todos van al mar y el mar no se llena, al lugar donde los
ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo”
El Predicador- Eclesiastés 2,3.
Buscamos
la sabiduría, nos dedicamos de corazón, hasta alcanzar a ver en la fatiga del
ojo, que no quedará memoria de lo que ya ha sido.
Con
un lenguaje claro y cargado de imágenes descriptivas, múltiples metáforas,
agradables ironías, que invitan a integrarse, acepto establecer mi
tiempo en el andén de la escritura que se me ofrece y llorar, reír o
bailar con las letras, que sin pretensión de obligar a nada, vuelven, como el
viento, para nacer de nuevo.
Como
si de una orquesta múltiple o más de tres de ellas se tratase, sin vanidad la
palabra se engrandece y pasamos a ser también un instrumento en nuestra
responsabilidad como lectores.
El
personaje central, “Isabel Miranda” cuenta de su amigo “Pedro” quien en su
infancia fue favorecido por una situación económica holgada, con los años pasa
a convertirse en escritor-poeta, motivo por el cual la mayoría del tiempo
no tiene ni para comer. Cuestión que por lo demás no le quita el aliento, ni su
gran pasión por las letras.
Sea
acaso Pedro, la oración de Isabel y ambos, hijos de oración del llamado de Odgers, al decir durante toda su obra (materia
pendiente para tanto escritor que marca la diferencia):
-“Oye,
tú, que me lees, mantén abiertos tus ojos y atentos los oídos, que no quedes
atrapado en el sistema tan manoseado, nos habla este, "DE TU SANGRE
CAUTIVA”.
No
es alabanza ni adoración, no beso mandamientos de la letra, sin embargo abrazo
como propio el grito mismo y me levanto, para habitar un tiempo Salomónico, que
se produce en la magia de la escritura y nos permite dejar de ser víctimas, sin
ruegos, sino que fortaleciendo la dignidad del escritor al cual o se le niegan
los espacios o definitivamente les atrancan las puertas.
Es
así como en “Conjugación” lo manifiesta Isabel, quien narra y es amiga de infancia,
de quien tanto admira: “Pedro”…
CITO:
“Ustedes preguntarán ¿Qué puedo admirarle?
Responderé en tal caso: su perseverancia, la repulsión total a lo
material. La capacidad de crear y el desenfado que le permiten el intelecto y
el espíritu con que fue dotado”.
Entonces
diré, que todo tiene su tiempo y su hora.
Como
un Isaac, ofrecido en sacrificio a Dios, para ser consagrado a una vida
superior, sin lugar específico en el plano terrenal, creciendo en espíritu para
ser luz, en el llamado a la conciencia humana.
El
privilegio de la amistad y el afecto sincero, trasciende a pesar que el ajetreo
de la vida se encarga muchas veces de alejar a las personas. Hay que arrancar
las páginas de la Guía del Egoísta y celebrar pactos silenciosos, espíritu a
espíritu.
-El
ser humano se reserva la toma de conciencia con la realidad, se produce como
una especie de juego psicológico.
La
mente es un instrumento exigente, obviamente dependerá de la madurez y
situaciones de vida de cada quien.
El
proceso evolutivo de crecimiento se construye de acuerdo a los principios que
la mente domine.
Dice Ingrid Odgers, en su libro “De tu sangre cautiva”
– Efecto Mariposa-
“Leer nos cambia, tú lo sabes bien, asevero, la lectura nos
descubre realidades que transforman nuestra forma de imaginar, de amar, de
pensar. Esto me hace recordar, aquellos que conocemos como, el Efecto Mariposa,…
su nombre proviene del antiguo proverbio Chino “El aleteo de las alas de una
mariposa, se puede sentir al otro lado del mundo”. Ya sabes, la interpretación
es que la realidad no es mecánica y no es lineal, o dicho de otra forma, que el
hombre y la ciencia son incapaces de predecir y controlar la realidad, y que
existe un orden en los acontecimientos aparentemente aleatorios. Sin darnos
cuenta, ocurren cambios”.
-Se
señala reiteradamente a lo largo del libro que el hombre tiene una doble
naturaleza; psicofísica y espiritual, ambas naturalezas como hermanas gemelares
van unidas. ¿Esperamos tal vez un cambio?
Existe
algo más a lo largo de todo el libro y es la cuestión sexual, ese
amor-adoración, por momentos tierno, en otras con una rabia tremenda, en ese querer-no
querer, un pulseo acumulado por años, como si el carro del sexo, quisiera ser
galopado por mil jinetes, pero existe mucho más que se extrae en un universo
sin fronteras que generosamente Ingrid Odgers, nos entrega, sin necesidad de
pancartas ni cartas de invitación. Cuestión que se agradece.
En
“De tu sangre Cautiva”, existe un contenido simbólico y universal, un aferrarse
a los valores sin permitir el anquilosamiento de ellos.
No
se trata de una amistad pretendida, sino de aquella que ha cumplido todas las
etapas y sin temor a caminar, sin dejar de mirar atrás, con certeza que no ha
de convertirse en estatua de sal, “Isabel” no se envilece en el tiempo de los
hombres, sino que hábilmente aprovecha la evolución humana que camina entre
prejuicios que encadenan el alma.
Ingrid
Odgers, casi como en un acuerdo tácito, logra que el lector troque su propio
estado de conciencia y honre los sueños del hombre, encontrando respuestas a
interrogantes de vida, que no por comunes, dejan de inspirarnos sin desbaratar
el lenguaje que llevamos cada uno de nosotros.
Si
bien es cierto, existen, acumuladas energías, todas ellas se presienten,
liberan y alcanzan su ciclo de evolución y cúspide, cuando desplegamos el
espíritu con hambre como si la palabra fuese un maná.
Elige
la autora, una senda donde no pocos han sido tentados, la “narrativa”.
Ingrid
Odgers, despliega así sus cartas sobre la mesa, sin blufear, lo que desde ya
constituye un triunfo, sin manipulación de relatos y con una lógica que resulta
clara de entender, nos hace retornar a la riqueza de ese “ser humanos” que sabe
las consecuencias de lo que significa dejar el mundo material y la ambición,
que esclavizan.
Tal
vez existe la posibilidad de intercalar frases como en una “llamada de
atención” a lo que pesa ser escritor en Chile, específicamente y no sólo
resistiendo ser mujer, sino que además residir en provincia.
No
tocamos madera, ni nos vestimos de rojo o nos vamos por las ramas o nos caemos
a las matas, ni buscamos nuestros ecos a ras de suelo, cayéndonos de borrachos
perdidos.
Con
dificultad se hace tarde para vociferar de cierto modo, que no se cumplen
promesas, que aquellas mal llamadas “vacas sagradas” nacieron y se
perfilan sin nada de sagrado, y el hilo de la espera, al parecer tiene un sólo
extremo.
Hay
gente muerta y sin remedio se quedan adosados en bifurcaciones de la asquerosa
“política” de los trepadores, y lo que resulta del todo vergonzoso es que no
tienen madera o si algún día la tuvieron, hoy está todo tan podrido, que nos
hace torcer el cuello por lo irrespirable.
Puedo
decir, que el pasado es pesado, en nuestro Chile, Mistral, Neruda, Lihn, Rokha,
Rojas, Teillier, Castro, Huidobro, etc.
He
visto calaveras que sujetan en silencio la puerta de salida de izquierda a derecha,
de zurdo a diestro y están también los domadores de serpiente del hoy que
anidan a la sombra o definitivamente son tan descarados que publican libros con
un arte que se queda nada más en el silbido o siseo.
-De
la tierra puede nacer pan, procurar que toda mano hambrienta se sacie, es un
sueño inocente. Sin embargo, si con humildad te conviertes en el pan mismo, tu
tiempo no será huérfano.
Queda
decir que la madera de sándalo de su escritura, edifique y sean
multiplicados los caminos de Ingrid Odgers Toloza, Isabel-Pedro, nunca siervos,
sino ESPÍRITUS LIBRES.
Rossana
Arellano
Escritora-Poeta
Agosto
-2014
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